El mundo está cambiando

 

El mundo está cambiando, o más bien… le hemos obligado a cambiar. No creo que existan muchas más formas de las que nos pueda avisar, aunque tampoco soy experta, así que...

El crecimiento de la población mundial provocado por la mejora de la medicina y las condiciones de vida, el afán de todos esos seres humanos por prosperar y por tener una vida de mejor calidad han conseguido que cada generación sea más competitiva que la anterior y no se contente con lo que tenían sus padres.


Esto hace que las estructuras que utilizábamos hace siglos y que seguían vigentes hace dos días se vengan abajo y dejen de sernos útiles. ¿Y cómo nos afecta eso? La pregunta ideal sería cómo no nos afecta.


Los sistemas económicos, las políticas internacionales… nada sirve ante lo que estamos viviendo hoy en día. La pandemia ha cambiado todo lo que conocíamos y con lo que nos sentíamos seguros, y hasta que aprendamos a vivir con sus consecuencias todo será incertidumbre.


Thanos encontró una solución, pero ya sabemos cómo acabó: no es una opción. Por eso, las decisiones unilaterales no servirán. Los ciudadanos "a pie de calle" no podemos hacer mucho a esos niveles, pero sí podemos intentar mejorar nuestro cachito de mundo.




Reciclar (y hacerlo bien cada vez), intentar utilizar menos plásticos o productos de "usar y tirar", llevarnos nuestra basura cuando vamos a la playa o a hacer un picnic, darle una segunda vida a nuestros objetos cuando ya no los usamos… son algunas cosas que podemos hacer por el planeta, pero todo esto ya lo sabemos.


Sin embargo, también podemos hacer cosas por el resto de habitantes del planeta, y mucho más en esta situación tan excepcional. Mantener la distancia de seguridad, utilizar mascarilla (y por favor, usarla como se debe, nada de llevarla por debajo de la nariz o sujetando la papada), seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias, de los locales que visitamos…


Por desgracia, ahí acaba lo que podemos hacer. Aún así es muy importante que lo hagamos y que prestemos más atención a nuestros actos para poder seguir mejorando y evolucionando no sólo como especie, sino como seres humanos individuales.


El mundo nos lleva avisando mucho tiempo. Cada uno de los desastres naturales es un tirón de orejas, pero como sólo nos afecta si lo sufrimos o repercute en la vida de alguien a quien conocemos y queremos… parece que no pasa nada. Pues sí, pasa. Huracanes, terremotos, volcanes que se reactivan… o el Covid-19 (que sinceramente, creo que no es del todo cosa del mundo, sino de los países que se quieren lucrar).




¿Qué tipo de vida queremos para nuestros seres queridos? Dudo mucho que cuando mis padres nos tuvieron a mi hermana y a mi pensaran que lo que vivimos hoy en día sería lo ideal. No lo quiero ni yo para ellos… Y ya ni hablar de hijos. La economía mundial no ayuda (ya os conté mi drama en el post de mi cumpleaños), pero pensar en traer al mundo a una personita indefensa… da miedo.


Acabo ya la reflexión de hoy, que ya me ha quedado demasiado intensa. Por favor, pensad en cómo podéis ayudar al mundo y a la sociedad. Aunque hay cosas que quedan fuera de nuestra mano… hay otras muchas que ni nos hemos planteado y que sí lo están. Y usad la mascarilla, pero bien:




Os quiero.

Comentarios