Hoy cumplo 30 años. Quién me iba a decir a mi que a estas alturas de la vida estaría como estoy ahora: feliz, enamorada, ilusionada...
Soy la pequeña de la casa, y durante mucho tiempo fui la de toda la familia. Ha llovido bastante desde entonces, pero creo que a veces me siguen viendo como aquella niña sonriente y vacilona. Esa parte, afortunadamente, no ha cambiado.
A día de hoy podría decir que soy una persona muy hogareña; me encanta quedarme en casa leyendo, viendo una peli, riendo con los míos o, seamos sinceros, durmiendo. Pero de vez en cuando también me da por pasarme fuera de casa todo el tiempo posible (en verano, si es invierno no esperéis que salga de casa si no es urgente).
Por desgracia no todo es tan bonito. Cuando entré en la universidad (2008) teníamos ya instalada una crisis económica de la que aún no nos hemos recuperado. Estudié Sociología, y a día de hoy muchísima gente me sigue preguntando qué es eso, así que imaginaos cómo ha ido la búsqueda de empleo en ese campo. Exacto, no ha ido. Después estudié Integración Social, que se supone que es una profesión muy necesaria (realmente lo es), pero como tal... no está valorada como se merece, y vivir de ello es realmente complicado. Muchas horas y poco sueldo. Así que ese tampoco era el camino que me iba a permitir vivir de mi trabajo. Empecé a estudiar oposiciones, y por ahora, después de dos exámenes, me voy acercando pero no he conseguido mi plaza. Así que el otoño pasado decidí hacer un curso de Recursos Humanos que me permitiera, por fin, incorporarme al mercado laboral. Bien, cuando me quedaban 3 semanas de clase para terminar (después vendrían las prácticas), llegó el coronavirus a nuestras vidas, y de nuevo todo se torció.
A día de hoy sigo intentando terminar el curso mientras no dejo de preparar el examen de las siguientes oposiciones. No sé cómo acabará esto, pero desde ya os digo que acabará (y si sólo depende de mi... acabará increiblemente bien).
Con todo esto quiero animaros a no dejaros llevar por las cosas negativas. Mirad el lado bueno de las cosas, perseguir vuestros sueños y si tropezáis (porque seguramente lo haréis en algún momento), por favor, llorad lo que tengáis que llorar y levantaros para seguir intentándolo. Podría endulzarlo todo y deciros que todo va a ir genial, pero seamos sinceros, eso no depende solo de nosotros (ya veis lo bien que me ha ido a mi hasta ahora) y por desgracia, muchas veces tenemos que ir cambiando nuestros planes sobre la marcha.
Lo que sí os recomiendo es que disfrutéis de cada cosa que hagáis, aunque sólo vosotros creáis en ello. Nadie lo hará con tanta pasión como vosotros, y muchas veces esa es la razón del éxito.
Os espero el año que viene para que comentemos cómo nos ha ido.
Os quiero.
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